Seleccionar o recomendar libros nuevos para nuestros hijos muchas veces puede ser un reto. Desde que nos comprometimos con el fomento lector, hemos querido compartir información basada en estudios, pero que también nos permitieran poner en práctica con nuestros hijos.
Muchas veces nos corresponde desafiar a nuestros hijos para invitarlos a leer cosas nuevas. Entonces, ¿cómo podemos recomendar un libro para que nuestros hijos lo quieran leer? Aquí les compartiremos unas guías simples.
Primer paso: la motivación
En nuestra entrada anterior les habíamos compartido los beneficios de las lecturas repetidas. Pero conforme los niños van creciendo, debemos variar las lecturas. Sabemos que cuando los niños y adolescentes eligen qué leer se muestran más motivados por leer (Gambrell, 2011). Pero también sabemos que, a veces, es bueno desafiar a nuestros hijos a leer un libro que ellos no elegirían (Atwell, 2007). Para hacerlo bien, conviene primero explicar cómo funciona la motivación a la lectura.
La académica Nancy Knapp (2015) diseñó el modelo de motivación lectora “Expectativas x Valor”, basándose en el trabajo de Wigfield y Eccles (2000). Según este modelo, una de las maneras en que las personas deciden si quieren leer o no; es con base en el valor que le asignan a esa lectura.
Cómo valorizar libros nuevos para recomendar
A continuación, te sugerimos seis maneras para que ayudes a tus hijos a descubrir el valor de un libro.
Apela a su autoestima:
Hazles saber que su opinión es importante y valiosa. Reserva tiempo para escuchar lo que quieran decir acerca del libro. Si nuestros hijos sienten que su opinión es valiosa, es más probable que sientan ganas de leer el libro.
Por ejemplo, cuando recomiendes un libro les puedes decir:
“Me gustaría saber tu opinión sobre este libro”,
“¿Leamos este libro y después me cuentas qué te parece?”
Apela a su curiosidad:
Cuéntales justo lo suficiente para dejarlos enganchados. Si sabes los temas que interesan a tus hijos y los temas de los que tratan los libros, introduce el libro apelando a esa curiosidad. Si a tu hijo le interesan los animales o si a tu hijo adolescente le encantan los misterios, lo puedes invitar a leer despertando su curiosidad.
Por ejemplo, puedes invitarlo a leer un libro diciéndole:
“¿Sabes si las lagartijas pueden vivir sin su cola? ¿Veámoslo en este libro?”
“Jamás imaginarías quién es el asesino en este libro”.
Apela a su gusto por los desafíos:
Presentarles el libro como un desafío que vale la pena esforzarse por conseguir. Esto aplica para los más pequeños y los adolescentes: ofréceles el reto de ganarle a un libro.
Por ejemplo, les puedes decir:
“Este libro tiene algunas palabras difíciles, ¿tratemos de leerlo?”
“Este libro avanza y retrocede, es como armar un puzle”.
Apela a la utilidad del libro:
Explícales por qué el contenido del libro puede serles útiles para sus propios propósitos. Quizás a tus hijos les encanta jugar con Legos, o quizás tienes un hijo adolescente que quiere empezar un negocio. Entonces, ayúdales a ver la utilidad que pueden obtener para esos propósitos con la lectura de un libro.
Por ejemplo, le puedes decir:
“¡Mira los edificios que hay en este libro! ¿Te gustaría leerlo para tener ideas de qué construir con Legos?”
“En este libro encontrarás consejos para emprender un negocio”.
Apela al valor artístico del libro:
Explícales qué hace a este libro digno de nuestra admiración. Cuando nuestros hijos tienen experiencia leyendo (o escuchando) libros, comienzan a afinar su gusto y a desarrollar criterios para reconocer los buenos libros. Nosotros podemos apoyar este desarrollo de criterios ofreciéndoles libros que hayan sido bellamente escritos e ilustrados. A los más pequeños les atraen mucho las ilustraciones y a los adolescentes podemos invitarlos a valorar el estilo del autor.
Por ejemplo, podemos decirles:
“¡Mira las ilustraciones de este libro! ¿No te parecen bellísimas? ¿Leamos este libro?”;
“Este libro está tan bellamente escrito que conmueve, ¿lo quieres leer?”.
Apela a un aspecto de su identidad:
Cuéntales por qué podrían sentirse identificados con los personajes o el contenido del libro. Los libros pueden funcionar como espejos, mostrándonos aspectos de nuestra identidad y ayudándonos a conocernos mejor. Si tu hijo ama a su perro puedes invitarlo a leer libros cuyos, protagonistas tengan aventuras con sus perros. De la misma manera, si tus hijos adolescentes disfrutan tocando algún instrumento, puedes recomendarles libros cuyos protagonistas también tengan aficiones musicales.
Por ejemplo, podemos decirles:
“¡Mira este libro acerca de los perros! ¿Quieres ver si es como el nuestro?
“Este músico tiene una historia muy impactante. Te recomiendo que lo leas, puede que te sientas identificado”.
La clave para recomendar libros, por supuesto, es conocer muy bien a nuestros hijos. Te invitamos a combinar y adaptar estas sugerencias al contenido del libro y al estilo y personalidad de tus hijos. Tú los conoces mejor que nadie.
Aprender a leer es una de las habilidades más difíciles que deben dominar los niños y niñas con TDAH o hiperactividad en sus primeros años de escolaridad. Un estudio realizado en 2002 reveló que un 40 % de las niñas y niños con TDAH mostraban tener dificultades para leer.
El conocimiento que adquieren los niños a través de las rimas, canciones y juegos de palabras que hacemos con ellos en el sillón, se utilizara luego al aprender a leer y a escribir. Les compartiré unos consejos prácticos para padres y educadores.
¿Cómo fomentar la lectura desde edad temprana? Como profesora universitaria siempre me preguntan ¿Qué es realmente leer en la primera infancia cuando los niños no conocen la escritura? ¿Cómo lee un niño de 1 o 2 años e incluso un bebé? ¿Cómo ayudarles desde el hogar? Gustosa le ayudaré a contestar estas preguntas.
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