¡Soy Lector, aunque no me sepa todas las letras! Como maestra de primaria y madre de dos hijos, he podido evidenciar el impacto que tiene el autoconcepto lector en los niños. Es decir, la percepción que el infante tenga de sí mismo como lector repercutirá tanto en su motivación hacia la lectura como en su competencia lectora. Por ello, es importante que los adultos que rodeamos a los niños ayudemos la formación de un autoconcepto positivo desde los primeros años.
“Volver la lectura cotidianidad […] hacer leer, como se come, todos los días, hasta que la lectura sea como el mirar, ejercicio natural, pero gozoso siempre” Mistral, 1979, (P. 101).
Jugar a leer
La primera tarea que tenemos como mediadores es «Volver la lectura cotidianidad […] hacer leer, como se come, todos los días, hasta que la lectura sea como el mirar, ejercicio natura, pero gozosos siempre» (Mistral, 1979, p. 101). De esta manera, el niño que aprende imitando desde pequeño aprenderá a dar vuelta las páginas, entenderá que mientras se hojea hay que ir diciendo palabras y que esta es una actividad que encanta.
Así, alrededor de los 18 meses y los 2 años podremos encontrarnos con que nuestros niños comienzan a “jugar a leer”, es decir, toman un libro y comienzan a balbucear o decir palabras mientras van cambiando las páginas. Desarrollando su autoconcepto lector. Con el pasar del tiempo, este “jugar a leer” puede ir avanzando en complejidad con apoyos de los adultos o niños mayores que puedan orientar a los más pequeños.
“Fomentar un autoconcepto positivo en los niños, como lectores, podría repercutir en su motivación y esto, a su vez, en su aprendizaje.»
Acciones para ayudarle a cultivar el autoconcepto lector
A continuación les presento algunas acciones que puede implementar para desarrollar un autoconcepto lector positivo en los niños:
- Repetir las lecturas. Leer muchas veces el mismo libro favorecerá la memorización y la comprensión de la historia.
- Analizar las ilustraciones de los libros mientras se lee. Apuntar, describir y hacer preguntas basándonos en las ilustraciones dará un soporte visual a los niños para poder recontar la historia cuando “jueguen a leer”.
- Seguir las letras con el dedo, mientras se lee en voz alta, ayudará a que los niños diferencien las letras de los dibujos y luego, jueguen a leer guiando la lectura con su dedo.
- Pedir que el niño complete alguna parte de la historia con apoyo de las ilustraciones. Más adelante les daré unos ejemplos ilustrativos.
- Guiar al reconocimiento visual de palabras. Continúe leyendo más adelante, le mostraré qué tipo de libro le puede ayudar.
- Preferir textos de estructura repetitiva. Le daré una lista de mis libros favoritos.
Jugar a completar parte de la historia
Pedir que el niño complete alguna parte de la historia con apoyo de las ilustraciones. Por ejemplo, la ilustración del libro “Estaba la rana”(para adquirir Chile) (Para adquirir en EE. UU) muestra todos los personajes de la historia en el orden en que aparecen. Por lo tanto, se puede decir: «Estaba la» y dejar espacio para que el niño responda mientras se apunta a la rana y así sucesivamente con los otros personajes.

Ilustración del libro “Estaba la rana”
Reconocimiento visual
En algunos libros infantiles puede haber palabras que se repiten varias veces en el transcurso del relato, las mismas pueden ser muy útiles para guiar el reconocimiento visual. Entonces usted puede seleccionar una de ellas para que el niño la reconozca por su silueta, es decir, pueda leerla al ver su forma, sin necesidad de reconocer cada una de las letras que tiene. Cuando ya se ha escogido una palabra se debe intencionar que el niño la vaya leyendo cuando usted la apunta.

Ilustración “Un cuento de oso” de Anthony Browne
En el libro “Un cuento de oso” de Anthony Browne hay varias palabras que se repiten (oso, hola, adiós, esto). Entre ellas, escogería “oso” para comenzar, ya que es fácil de reconocer visualmente y tiene el referente en la ilustración:
- Entonces, cuando el mediador realice la lectura deberá presentar la palabra apuntándole y diciéndole en voz alta varias veces.
- Luego, debe pedir que el niño repita la lectura de la palabra OSO.
- Después, cada vez que aparezca la palabra, debe dar el espacio para que el niño pueda leerla.
Textos de estructura repetitiva
Escoja libros con textos de estructura repetitiva. Favorece la memorización de la historia y el reconocimiento visual de palabras, ya que al ser repetitivo va a haber muchas palabras que se reiteran a lo largo de la historia. Esto dará confianza a los pequeños lectores para aventurarse a leer el relato. Algunos de mis libros favoritos con este tipo de estructura son:
- ¡Pequeños! ¡Pequeños! De Jean Maubille
- ¡Grrr! de Jean Maubille
- Lobo de Olivier Douzou,
- El pastel está tan arriba de Susanne Straber
- ¿Quién se esconde debajo del gato? de Vincent Mathy.

Libros con textos de estructura repetitiva
En fin, si los lectores expertos que rodean a los infantes como madres, padres, profesores, hermanos mayores o abuelos dan la ayuda apropiada, los niños desde muy pequeños podrán leer textos completos. Especialmente, a través de la narración repetida con apoyo de las ilustraciones, la memorización y el reconocimiento visual de palabras, sin la necesidad de conocer cómo suena cada letra.
Por lo tanto, podrán enfrentarse a la etapa escolar con un autoconcepto positivo de ellos como lectores, lo que podría repercutir en su motivación y esto, a su vez, en su aprendizaje.
María Graciela Veas Ripoll, Profesora general básica con mención en Lenguaje y Comunicación,
Diplomada en fomento lector infantil y juvenil
*Eloísa Schäfer Veas (mi hija) leyendo a los 20 meses de edad. (foto portada)
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Referencia Bibliográfica:
- Mistral, G., & Scarpa, R. E. (1979). Magisterio y niño (P. 195). Santiago: Editorial Andrés Bello.
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