La valoración que damos a nuestros niños, se refleja directamente en su autoestima, siendo esta un verdadero regalo de amor. Transforma a esa persona que se está desarrollando pero también a el mundo que vivimos. La valoración y la autoestima son herramientas de vida que pasamos de generación en generación.
Cuando somos niños, la seguridad y la confianza vienen a través de la valoración que recibimos de nuestros progenitores, cuidadores o guías. Es por medio del amor y el aprecio recibido que vamos integrándonos al mundo.
Valoración y Autoestima
Según la Real Academia de la Lengua Española la valoración significa reconocer, estimar o apreciar el valor o mérito de alguien o algo. Un niño que no se ha sentido valorado por sus progenitores se le hará difícil crear una sana autodefinición y por tanto su autoestima se podría ver afectada.
Cuando hablamos de autoestima nos referimos a la valoración generalmente positiva que se tiene de sí mismo o la capacidad que vamos desarrollando para describirnos (autodefinición). Los padres y madres, a lo largo del desarrollo vamos proporcionándole a nuestros hijos las ideas y creencias acerca de cómo autodefinirse. Mediante el diálogo le transmitimos ése mensaje de amor y valor que los niños necesitan para una autoestima robusta y estable.
La familia es nuestra primera y principal escuela de amor. Pablo Neruda
Los problemas tienen un origen
Las personas que tienen dificultades para confiar en sí mismas generalmente, refieren haber recibido mensajes negativos durante su desarrollo, especialmente: Durante la infancia y juventud.
Es triste ver cómo en ocasiones algunos niños reciben por parte de sus padres palabras fuertes y negativas como:
“No sirves para nada”
“Todo lo haces mal”
“Eres un tonto”.
Las palabras tienen un intenso poder emocional al punto que la terapeuta Evania Reichert, llegó a utilizar el término “Desnutrición afectiva”, para referirse a la falta de conexión emocional en las familias y el impacto que puede tener en la salud emocional.
“La valoración es la mejor herencia que podemos dejar a nuestros hijos”.
Cómo adultos responsables, el cambio es posible
Los primeros años son etapas vitales para el desarrollo de la autoestima, seguridad y confianza. Educarnos y aprender a conocer qué esperar en cada etapa del desarrollo de nuestros niños es vital para realizar los ajustes personales que nos permitan conectar con sus necesidades y desarrollar sus virtudes internas. Valorar a nuestros hijos es amarlos.
El mejor lugar para aprender a amarnos es en el hogar. Muchas veces consideramos erróneamente que si somos muy amorosos podríamos estar fallando en el enfoque disciplinario o al establecer normas. Sin embargo es importante entender que una cosa es corregir y otra muy diferente es insultar o lastimar. Como afirma la educadora y experta en Disciplina con Amor, Rosa Barocio.
“A nuestros hijos los aceptamos y amamos incondicionalmente, el comportamiento se corrige.” Rosa Barocio
Educar no solo a los niños, sino, también a nosotros mismos
Vivimos en la era del conocimiento, por tanto la ignorancia es una elección. Educarnos y exponernos a la lectura de temas sobre comunicación asertiva, inteligencia emocional, psicología positiva, entre otros; nos puede acercar a una evolución de los patrones aprendidos en el pasado. Para recrear una nueva versión de padres y madres conscientes del poder que tienen para cosechar las virtudes internas de nuestros hijos, lejos de idealizaciones improductivas.
Jayleen Górritz Pérez, Psicóloga Experta Inteligencia Emocional, Inspirarte Servicios
Psicológicos www.jayleengorritz.com Psicóloga Jayleen Górritz Pérez @jgorritzpsicologa ; @inspiratepsicologia
Autora del taller para padres y madres : Guía para la Familia Moderna Desconectarme para Conectar
Excelente!!!!