Las circunstancias son flexibles
Los lectores experimentados adaptamos la lectura a nuestras necesidades. Leemos por una razón y según esa razón adaptamos qué tan profundamente queremos leer. No siempre nos interesa comprender cada palabra. Por ejemplo, cuando hojeamos una revista en una sala de espera, leemos un poco “en diagonal” y solo nos detenemos cuando alguna palabra o imagen nos llama la atención. En cambio, cuando estudiamos para un examen, leemos y releemos el texto hasta que lo comprendemos en profundidad.
El profesor Walter Kintsch, quien dedicó su vida a estudiar cómo funciona la comprensión lectora, lo explica así: “el propósito con el que leemos y las circunstancias que nos rodean afectan el modo en el que leemos”. Kintsch llamó “estándar de coherencia” al estándar de comprensión que establecemos cada vez que leemos. Un estándar de coherencia alto implica que leeremos hasta comprender totalmente, mientras que un estándar de coherencia bajo implica que solo buscamos una comprensión superficial.
El propósito es flexible
Definitivamente leemos por distintas razones. Lo primero que afecta nuestro estándar de coherencia es el propósito por el cual leemos. Por ejemplo, cuando buscamos en un índice, tendemos a escanear el texto rápidamente y nos detenemos solo cuando encontramos la palabra que buscamos. Sin embargo, cuando leemos para meternos en una historia, dedicamos más atención a las palabras para imaginar las escenas y sentir con los personajes.
Algunas veces pensamos que leer es solo leer, pero ya puedes notar que dependiendo de la necesidad recurres a diferentes técnicas para leer. Te invitamos a ver nuestro artículo anterior sobre “Lecturas repetidas”. Para mostrar a nuestros hijos que la lectura puede ser flexible, les podemos explicar las técnicas que ocupamos dependiendo de la necesidad de lo que leemos:
- “Estoy buscando una receta de lentejas, por eso solo estoy escaneando rápidamente esta página web hasta encontrar la palabra “lentejas”, no estoy leyendo palabra por palabra”.
- “Cuando leo el diario en la mañana, me gusta primero mirar los titulares. Si me parece interesante, entonces sigo leyendo”.
El ambiente puede ser flexible
Otro aspecto que afecta nuestro estándar de coherencia es el ambiente que nos rodea. Podemos tener el propósito de estudiar profundamente un texto, pero es diferente hacerlo sentado en silencio en una oficina, que hacerlo en un parque mientras nuestros hijos juegan. Lo mismo pasa con una novela. Podemos buscar una comprensión profunda cuando leemos tranquilamente antes de dormir, y buscar una comprensión superficial cuando leemos mientras tomamos sol en la playa.
Conversar sobre nuestro “estándar de coherencia” con nuestros hijos nos permite ayudarlos a entender que la lectura es flexible. Les enseñamos que podemos adaptar el modo en que leemos a nuestras necesidades, y no al revés. Al mismo tiempo, esta conversación nos permite explicarles que podemos adaptar las circunstancias para cumplir mejor nuestros propósitos, y mostrarles por qué es bueno apagar la televisión antes de hacer las tareas, o por qué conviene sentarse en una mesa para leer un texto difícil.
Leer es una de las destrezas más significativas que podemos compartir con los hijos. ¿En qué forma flexible lees tú? ¿Qué ideas puedes compartirnos para ayudar a que nuestros hijos entiendan que leer es y será parte de sus vidas? Puedes aportar tus ideas por este medio o contactarnos en nuestras redes sociales.
Por: Montserrat Cubillos y Mónica Zegers. Autoras de Hijos Lectores (www.instagram/hijoslectores)
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